Dicen que lo único constante es el cambio. Pero en la era digital, la inteligencia artificial (IA) y la industria 4.0 de hoy, los cambios se están produciendo a un ritmo rápido nunca antes visto. Los sectores del consumo y de las finanzas (entre otros) fueron los primeros en adoptar la revolución de la transformación digital, mientras que otros, tales como los sectores de la manufactura y de la agricultura, recién ahora están realmente adoptando las posibilidades ilimitadas que conllevan una mayor conectividad.
De hecho, las investigaciones muestran que la revolución de la transformación digital está ganando terreno real en la manufactura. Según Grand View Research, se estima que el 10 por ciento de los fabricantes han comenzado a adoptar elementos del IoT a partir de 2020, y la expectativa de la empresa es que esa cifra aumente al 50 por ciento para 2025. Es evidente que la transformación digital ya está aquí, estemos preparados o no.
Mi organización en el sector de manufactura industrial mediana ha estado metida de lleno en una transformación digital de nuestras operaciones. Los cambios rápidos que le estamos pidiendo a nuestra organización son emocionantes e inmensos. Al igual que muchas empresas, el fin de la pandemia de COVID-19 dejó al descubierto las vulnerabilidades en nuestra cadena de suministro y en nuestros procesos bajo la presión de una demanda récord. En lugar de darnos por vencidos, aprovechamos la oportunidad para repensar completamente cómo hacemos negocios para ser más eficientes y servir mejor a nuestros clientes. Implementamos procesos flexibles y tecnologías de operaciones digitales integradas donde el impacto fue mayor. Los esfuerzos fueron una inyección necesaria de tecnología y un restablecimiento de las mejores prácticas de manufactura para modernizar cada parte de nuestras operaciones.
Aún no hemos terminado, pero vamos por buen camino. Se han presentado dificultades, victorias y reveses, como ocurre con cualquier cambio estructural y cultural importante. Sin embargo, lo que he descubierto al experimentar este proceso de transformación es que, en primer lugar, el compromiso y la comunicación incesantes, anticipados y continuos son clave para implementar este nivel de cambio; segundo, la magnitud del cambio y su impacto son mucho mayores de lo que esperaba; y tercero, el cambio es contagioso.
Cuanto antes mejor
El cambio transformador en un entorno de manufactura (a nivel de industria 4.0 o no) no puede tener lugar correctamente en el vacío. Sabíamos que, cuando comenzamos este proceso, necesitaríamos que nuestros empleados aceptaran y se comprometieran con la transición desde el principio para que funcionara. Así que empezamos a involucrarnos con ellos desde el primer momento con nuestros eventos kaizen e involucramos a todos los empleados en el flujo de trabajo determinado. Creo firmemente que nunca se sabe de dónde vendrá la próxima gran idea. Muchos de mis colegas han trabajado en nuestras operaciones durante años, si no décadas, y conocen estos procesos al derecho y al revés; esto representa una gran cantidad de capacidad intelectual y conocimiento especializado que queríamos asegurarnos de aprehender. Este compromiso profundo y anticipado fue fundamental para ayudarnos a desentrañar en su totalidad nuestro sistema actual, estudiarlo y descubrir cómo recomponerlo de una manera mejor y más sólida. Al incluir a todos los integrantes del flujo de trabajo en cada tarea de kaizen, tuvimos más visibilidad sobre cómo la tecnología podría ayudar a nuestro proceso y pudimos comprender con mayor exactitud qué necesitábamos que hiciera esa tecnología.
Es más, nuestros empleados se convirtieron en partes interesadas en el proceso desde el principio y permanecieron involucrados a medida que avanzábamos. Recuerdo a dos colegas, uno de la alta gerencia y otro un miembro del personal operativo, que me expresaron sus inquietudes al comienzo de la transformación con reservas sobre la necesidad de tanto cambio. Mediante una comunicación regular sobre qué esperar y describiendo repetidamente los por qué y cómo (incluyendo en concreto cómo cada uno podría contribuir), estos detractores fueron incluidos en el proceso y empezaron a comprender los argumentos a favor del cambio. Cada reunión, cada correo electrónico y cada conversación que tuve incluían un recordatorio de lo que estábamos haciendo y por qué era importante para que todo el personal, en todos los niveles de nuestra organización, se mantuvieran informados y enfocados en nuestra meta. Esos primeros detractores vieron los beneficios del cambio (casi) de inmediato y se convirtieron en defensores entusiastas del cambio, ayudando a impulsar más cambios y animando a otros a participar.
Mas grande y mejor
Y no es de extrañar que nuestros empleados estén comprometidos. Seamos realistas: esto es emocionante. Las oportunidades que la conectividad brinda a nuestro negocio están dando forma a todo, desde la gestión de inventarios y de procesos hasta la información predictiva. Internamente, ahora podemos vincular los procesos operativos con el conjunto a través de pruebas y análisis. Hemos simplificado, estandarizado y automatizado nuestros procesos ofreciendo a nuestros empleados más datos y mejor visibilidad en tiempo real.
Al analizar en profundidad las necesidades de nuestros clientes, estamos aprovechando la tecnología de IoT en las máquinas que elaboramos para incluir soluciones de monitoreo remoto con alertas de mantenimiento y más. Nuestros clientes de la generación anterior se sienten más cómodos con los beneficios ilimitados que conlleva la conectividad de IoT. Nuestros clientes más jóvenes, que han crecido con la tecnología, lo esperan.
Realmente, el cielo es el límite de lo que ahora es posible para nuestra empresa y el sector de manufactura en su conjunto. Una vez que comenzamos a examinar de verdad nuestras operaciones, vimos cada vez más oportunidades para aprovechar la tecnología de IoT con el fin de hacer que nuestra empresa sea más eficiente y más receptiva a las necesidades de los clientes y, en general, más fácil para hacer negocios. El alcance y el impacto de esta transformación se han vuelto mucho mayores (y continúan creciendo) de lo que cualquiera de nosotros esperábamos cuando iniciamos nuestro periplo.
Cambio contagioso
¿Tuvimos dificultades al intentar implementar estos grandes cambios? Como mencioné anteriormente, sí, pero, con algunas excepciones, no por las razones que esperábamos. Al principio, los empleados vieron los cambios como una tarea adicional en un momento en que la empresa ya estaba luchando por mantenerse al día con la demanda, no porque no estuvieran de acuerdo. Una vez que pudimos recalibrar y despejar el camino para que nuestros equipos integraran el trabajo de transformación con sus obligaciones diarias, esa resistencia se desvaneció. En su lugar, se produjo una especie de contagio. Con cada proyecto de transformación, nuestros empleados comenzaron a percibir el valor (y las posibilidades) que aporta la conectividad y quisieron participar. Vimos un cambio real en la cultura. Se eliminaron los silos entre departamentos y aumentó la colaboración interfuncional. El cambio se había vuelto contagioso.
Todavía tenemos un largo periplo por delante a medida que incorporamos los principios de la industria 4.0 en las áreas restantes de nuestra organización… y este periplo no tiene un final. Seguiremos aprovechando nuestros avances a través de nuestros esfuerzos de mejora continua (y con adelantos futuros aún en desarrollo). Seguiremos comunicando el “por qué” y el “cómo” y seguiremos escuchando a todos nuestros empleados y partes interesadas, así como las ideas que aportan. En última instancia, mi mayor esperanza para nuestra organización es que mis colegas continúen adoptando el cambio y sintiéndose inspirados por las posibilidades que brinda la conectividad. Después de todo, el cambio puede ser estimulante, transformador y, sobre todo, contagioso.
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