La producción de alimentos y bebidas suele pasar inadvertida en la vida diaria… eso hasta la ocurrencia de algunos eventos a nivel mundial, tales como la pandemia de COVID-19 (¿quién recuerda aquellas escenas de estantes vacíos en los supermercados?), que las grandes fluctuaciones arancelarias de nuevo ponen de relieve. Con el panorama económico cambiante, las empresas están reevaluando una vez más tras bambalinas su forma de hacer negocios, particularmente en áreas tales como el cumplimiento y el comercio transfronterizo. Para los fabricantes, esto incluye una atención renovada a la seguridad de los productos, normas regulatorias más estrictas y los equipos que sustenten esas prioridades, incluyendo los sistemas de aire comprimido.
La seguridad de los productos se ha convertido más que nunca en una prioridad. Para aquellos que trabajan en la producción de alimentos y bebidas, existe la sensación de que los cambios afectarán de manera inevitable el uso de compresores con inyección de aceite en la producción de alimentos y bebidas.
Esto ha sido un punto de creciente controversia para algunos (especialmente para aquellos que exportan a mercados extranjeros fuertemente regulados). A nivel internacional, los productos comestibles se producen bajo estrictas regulaciones y deben fabricarse mediante maquinaria sin aceite. La norma ISO 8573-1:2010 especifica lo siguiente: “Clases de pureza del aire comprimido con respecto a partículas, agua y aceite, independientemente de la ubicación en el sistema de aire comprimido en el que se especifique o mida el aire”[1]. De hecho, esta norma ofrece en términos concretos un sistema de clasificación para los principales contaminantes de un sistema de aire comprimido[2]. En muchos países, las normas en torno a la condición sin aceite se aplican de forma estricta. Las empresas deben aportar pruebas de estar certificadas de conformidad con esta norma para que sus productos se permitan legalmente en el mercado, crucen fronteras de un país a otro y estén protegidos a efectos de cobertura de seguros, por mencionar algunos ejemplos.
Este tipo de regulación estricta protege tanto a los fabricantes como a los consumidores. La contaminación de alimentos de cualquier tipo no es solo un problema de salud y seguridad para los consumidores; el impacto negativo en la reputación de una empresa y su marca sería considerable si los consumidores fueran alertados sobre el riesgo de contaminación en sus productos. La idea detrás de las normas y regulaciones es minimizar el riesgo tanto como sea posible. Sin embargo, la mayoría de los riesgos nunca pueden eliminarse por completo, pero sí pueden gestionarse (e idealmente mitigarse) mediante normas y regulaciones integrales para garantizar la seguridad pública.
Muchos productores de alimentos y bebidas operan en la actualidad en una zona gris de niveles de seguridad y contaminación. Algunos sostienen que el aire (comprimido) no siempre está en contacto con los alimentos, por lo que se elimina el riesgo. Otros siguen usando equipos con inyección de aceite, aunque con filtros para minimizar (no eliminar) la contaminación. El uso de equipos con inyección de aceite bien filtrados aún conlleva el riesgo de contaminación, ya que los filtros se saturan con el tiempo y no siempre se reemplazan de manera oportuna. Sin embargo, en la mayoría de los procesos de producción de alimentos, el aire comprimido sí entra en contacto con los alimentos. Por ejemplo, cuando se sopla aire dentro de bolsas para introducir alimentos, se inyectan líquidos en envases o se añade relleno en pasteles y repostería, por lo que existe el riesgo de contaminación por aceite.
Sullair procura asumir siempre una función consultiva respecto a este tema. Es de suma importancia brindar apoyo a los clientes con conocimientos sobre mejores prácticas y, al mismo tiempo, ayudarles a escoger el mejor equipo para sus necesidades de producción. Se recomienda a los nuevos clientes en el sector de alimentos y bebidas que elijan equipos de aire comprimido sin aceite por los motivos explicados con anterioridad, mientras que a los clientes existentes se les brinda apoyo para actualizarlos si creen que surge la necesidad. Algunos fabricantes de alimentos y bebidas ya están tomando la iniciativa de pasarse a una condición sin aceite, aunque las regulaciones aún no se lo exijan. Puede que esto parezca demasiado cauteloso para algunos, pero existe la sensación de que efectuar el cambio de manera proactiva hacia una condición sin aceite generará altos niveles de confianza con los consumidores y reducirá el riesgo de todos de manera intencionada.
Hasta que se implementen las regulaciones a nivel nacional y obligatorias sobre la calidad del aire comprimido en la fabricación de alimentos, los productores de alimentos y bebidas deben asumir la responsabilidad de seguir las mejores prácticas en materia de procesos de producción mediante el uso de compresores sin aceite. Después de todo, la forma más fácil de evitar el riesgo de contaminación por aceite es eliminarlo por completo del proceso.
[1] https://www.iso.org/standard/46418.html
[2] https://www.iso.org/obp/ui/#iso:std:iso:8573:-1:ed-3:v1:en
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